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viernes, 10 de mayo de 2019

"Vox sabe de sobra que las migraciones contribuyen al desarrollo de España"

Luc André Diouf será el primer diputado de origen senegalés en el Congreso. Llegó a Canarias hace 27, fue un migrante en situación irregular que pasó por CCOO y el mundo asociativo hasta que Sánchez lo llamó para formar parte de su "Gobierno en la sombra" en 2016. Tras más de dos años en el equipo del presidente, encargado en materia de refugiados y migratoria de la Ejecutiva del PSOE, llega la Cámara Baja, donde pretende impulsar cambios en la Ley de Extranjería. "Hace falta un pacto de Estado", dice.
Luc André Diouf, recién elegido diputado del PSOE por Canarias.- EFE

En 2016, Luc André Diouf (Joal, Senegal. 1965) recibió la llamada del entonces nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Quería incluirle en su llamado "Gobierno en la sombra". Aceptó y pasó a ser parte de la Ejecutiva socialista para encargarse de asuntos migratorios y de refugiados. En aquella cita electoral no lo consiguió, pero ahora se ha convertido en el primer diputado de origen senegalés que se sentará en el Congreso. Antes había pasado por CCOO Canarias, donde entró como técnico asesor para trabajadores extranjeros en 1996. En 2005 ya era secretario de inmigración del sindicato. También fue miembro cofundador de la Asociación Senegalesa Serer, de la Asociación Diambar de los Senegaleses en Canarias y cofundador y presidente de la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias. Pocos se esperan que antes de todo esto, hace más de 25 años, Su Señoría durmiera en la arena una playa durante casi dos meses, que comiera sólo una vez al día, que fuera un migrante de los llamados sin papeles, que enfermara de neumonía por esta situación y que tuviera miedo de que la policía le repatriaracuando tumbó la puerta del piso en el que vivía con otros migrantes en situación irregular. Diouf no llegó en cayuco, sino en avión, con un visado de un mes cuando nació su hija en Gran Canaria, pero se quedó y sufrió las leyes migratorias. Le costó una década conseguir la nacionalidad, pero ahora habla de los españoles en primera persona del plural, con orgullo y desde la responsabilidad que entraña un acta de diputado.

Es la primera vez en la historia que España tendrá un diputado de origen senegalés, ¿cómo se siente?

Como cualquier otro compañero que hubiera ido a un proceso de primarias de un partido como el socialista, con un proyecto de país en el nadie sobra. Es una novedad. Seré el primer negro del África subsahariana que va a ser diputado, lo haré con ganas de contribuir al crecimiento del país y demostrando que este es un país plural y diverso.

También ha coincidido con el auge de la extrema derecha, ¿qué cree que ha pesado más en la irrupción de Vox, la migración o el independentismo catalán?

Han influido las dos, no hay duda. Utilizar las migraciones para sacar rédito político me parece inmoral. Vox sabe de sobra que las migraciones contribuyen al desarrollo económico, social y cultural de España y de Europa. España también es un país emisor de migrantes, más de dos millones de españoles están fuera del país. Italia, Grecia y España se han desarrollado con las aportaciones de sus ciudadanos que migraron en época de vacas flacas y eso mismo hacen los ciudadanos de los mal llamados países subdesarrollados. La migración no debe ser un problema en España, por eso hay que trabajar en políticas de cooperación, invertir en proyectos y destinar fondos a políticas sociales en lugar de generar el alarmismo con el que Vox ha irrumpido en el parlamento andaluz y ahora en el Congreso. En Canarias, Vox no ha sacado representación, y eso me ha encantado porque significa que aquí la realidad migratoria se entiende mejor. Los canarios son emigrantes también.

¿Cree que España es un país socialmente racista?

Ahora no tanto. Creo que hay brotes. Desde el 2000 hasta el 2005 sufrí muchos episodios de racismo en el barrio donde vivía en La Palmas. No se lo deseo a nadie. Cada vez que salía de casa oía “negros hijos de…”, me encontraba pescado o excrementos en la puerta de mi casa, pintadas en mi garaje, me obstaculizaban la salida del coche… Me duele recordarlo, pero un mal día me increparon en la calle, un grupo de personas me provocó y llegamos a las manos. Una persona resultó herida en la pelea, me denunció y tuve antecedentes penales por esa pelea. Me duele decirlo hoy, pero he vivido eso todos los días durante cinco años. No todo el mundo vive eso a diario en España, no somos Italia ni Grecia, donde los grupos xenófobos van en masa a destrozar mercadillos y hacen manifestaciones para que se vayan los inmigrantes.

¿Se siente cómodo con la política migratoria de su partido?

Sí, aunque nada es perfecto en la vida. Confío en que se va a mejorar. La gente piensa que llevamos cuatro años gobernando pero sólo han sido diez meses. Si los comparamos con el mandato del PP, en términos migratorios, no tiene nada que ver. El PP tiene políticas de control, contención y a veces expulsión de dudosa legalidad, hay pruebas gráficas de eso. Las políticas del PSOE son con responsabilidad, consenso y de gestión, no de control. España perdió peso internacional en materia migratoria, y Sánchez lo recuperó cuando acogió al Aquarius, que forzó la semana siguiente una minicumbre en Bruselas en la que países como Malta o Italia empezaron a acoger a personas rescatadas en alta mar.

Con Sánchez también ha habido expulsiones exprés y devoluciones en caliente.

"Si tenemos un Gobierno de cuatro años se cambiarán las concertinas por métodos menos dañinos"
La diferencia con lo que hizo el PP es que ahora se trabaja con Marruecos. Al principio se criticó que el presidente no fuera a Marruecos de visita oficial, pero los ministros de Exteriores y de Interior hicieron el trabajo previo, visitaron el África subsahariana, los países de origen y tránsito. Por otra parte, es cierto que fue el PSOE quien puso las concertinas y es compromiso del PSOE quitarlas. Ten por seguro que si tenemos un Gobierno de cuatro años se cambiarán por métodos menos dañinos.

¿Son necesarias las vallas de Ceuta y Melilla teniendo en cuenta que Marruecos ya ha instalado las suyas con fondos europeos? 

Evidentemente que son dañinas, es como el que propone muros. Pero también tenemos que ser responsables. Quien propone políticas de puertas abiertas no aporta soluciones, al contrario, hace más daño a las personas que deciden migrar. Las migraciones que se hacen de forma inhumana, las que dejan cadáveres flotando en el mar, no se deben permitir. No son buenas para el país emisor ni para el receptor. Se van generaciones enteras de jóvenes de uno de los continentes más ricos. Se van por realidades internas y, sobre todo, externas. Regular los flujos migratorios requiere consenso, trabajo bilateral y multilateral, implicación de las organizaciones internacionales y que asumamos responsabilidades tanto los países emisores como los receptores.
"Quien propone políticas de puertas abiertas no aporta soluciones"
Hay que sentarse para definir las políticas migratorias y de cooperación para que los que acoge, como España, permitan que las personas migrantes puedan vivir dignamente en España y que los emisores puedan dar trabajo a sus ciudadanos y que se crezcan personal y profesionalmente sin necesidad de coger una patera o un cayuco.

Habrá visto cómo trata Marruecos a los migrantes, ¿le parece un buen socio para el control migratorio?

Eso es una injerencia política que yo no puedo empezar y que corresponde a los responsables políticos de máxima instancia. Marruecos es nuestro vecino y tiene su propia política migratoria. Las personas que vean vulnerados sus derechos tienen la posibilidad de acudir a las organizaciones internacionales para denunciarlos. También hay que recordar que Marruecos es parte de la Unión africana y que recibe una presión migratoria tremenda.

Usted fue un migrante irregular, de los llamados ‘sin papeles’, ¿cómo le explica a la gente lo que significa estar en esta situación?

Yo llegué en el 92 y es muy diferente a la situación actual. Era la época de la Ley Corcuera, de la patada en la puerta. La policía podía llegar a cualquier sitio, abrir la puerta y detenernos y expulsarnos si no teníamos documentación. Hasta el año 2000 teníamos miedo de salir a la calle. España ha avanzado en derechos y libertades desde entonces. Es cierto que ahora pueden detener a un migrante indocumentado en la calle, que un juez puede decidir que vaya a un CIE, pero para expulsarlo tiene que haber acuerdos de repatriación con los países de origen. Desde que en el 96 empecé a trabajar en CCOO y asociaciones de migrantes no hemos dejado de complementar el trabajo que debería hacer la Administración: sensibilizar a nivel interno y externo mediante proyecto concretos.

Hace poco se cumplió un año de la muerte del mantero Mame Mbaye, compatriota suyo. ¿Qué pensó cuando leyó la noticia?

Me pilló en Madrid, en la escuela de Buen Gobierno del PSOE. Fui a Lavapiés al día siguiente a la concentración que hubo. Yo he trabajado mucho el tema asociativo y, cuando llegué, me reuní con la comunidad senegalesa en un bar de la plaza donde estaban, les ayudé a redactar el manifiesto y estuve allí acompañándoles, porque hay que evitar ese tipo de muertes.

¿Cómo se podría haber evitado?

"Hay que dar respuesta a las personas que llevan diez años en España sin papeles"
Creo que el Ayuntamiento de Madrid debe hacer un trabajo de fondo y de cercanía con asociaciones de migrantes y buscar el modo de solucionar los problemas con la venta ambulante. Por otro lado, Mame Mbaye llevaba diez años en España y no pudo conseguir permisos de trabajo o residencia. Hay que dar respuesta a esas personas. Con Zapatero se hizo una cosa que le vino bien al país, un proceso de normalización de la situación de personas trabajadoras que llevaban tiempo en España. Fueron unas 700.000 personas las que pudieron tener un permiso de trabajo y eso benefició también a la Seguridad Social.

¿Se debería ir a un proceso similar de regularización ahora?

Eso lo debe valorar el Gobierno, aunque la situación no es la misma que entonces. Lo que sí hay que hacer es dar respuesta a muchos expedientes de personas que han pedido la nacionalidad, que llevan cuatro o cinco años en los que el PP ni siquiera ha respondido. También hay que agilizar los expedientes de solicitantes de asilo y refugio, y ya se está contratando a funcionarios para que sea así.

¿Cree que hay que reformar la Ley de Extranjería?

"Hay que acortar plazos y reducir requisitos para pedir permisos de trabajo y residencia y la nacionalidad"
Sí, y hay que hacerlo con un pacto de Estado para evitar que sea una veleta que cambia cada pocos años. Hay que acortar los plazos para poder solicitar permisos de residencia y trabajo y aligerar los requisitos. Hay que reducir los plazos y los requisitos para la reagrupación familiar. Hay que posibilitar que en las embajadas y consulados en el extranjero se puedan pedir visados circulares, para que la gente entre y regrese. También hay que facilitar visados para estudiantes de manera que esa migración también sea beneficiosa para los países de acogida y los de origen. Y hacer un nuevo reglamento para los CIE y transformarlos paulatinamente.

Usted llegó con un visado de un mes a España pero, si lo hubiera necesitado, ¿habría venido, como la mayoría de sus compatriotas, a bordo de una precaria embarcación?

Creo que no. Yo vine porque nació mi hija aquí y tenía que resolver burocracia y el libro de familia en Las Palmas. Aun así creo que no hubiera optado por eso, no porque ahora tenga una buena situación, sino porque es inhumano y peligroso, son siete u ocho días en el mar. Como técnico en migraciones, he escuchado las historias y te dejan mal cuerpo. Entiendo que muchos no tienen otra alternativa y hay que buscarlas, el trabajo de los políticos es buscar soluciones. Vamos hacia la aldea global, tenemos que intentar vivir mejor y eso también pasa por respetar la independencia de los países africanos y dejar las injerencias políticas extranjeras que hacen que sus ciudadanos salgan de forma alocada para no morir bajo las bombas o por hambre.

¿Qué mensaje lanza a los jóvenes africanos que ven en Europa su única esperanza de mejorar su situación?

"Es complicado convencer a alguien de que no coja una patera porque no hay nada como contrapartida"
Cuando voy de vacaciones, con otros compañeros, hacemos asambleas para explicar a la gente la realidad de España y de Europa. Les decimos que no todo el mundo puede irse ni todo el mundo va a tener la misma oportunidad que he tenido yo. Ponemos como ejemplo que hay españoles que se ven obligados a emigrar porque allí no hay trabajo para todo el mundo. Les decimos que hay una Ley de Extranjería y que cualquiera que llegue tendrá que estar como mínimo tres años en un limbo, convertido en un muerto civil, que no podrá trabajar legalmente ni obtener documentación. Pero la gente no lo entiende, no ven la situación real de España. En Senegal se emiten en abierto los partidos del Barcelona, con las comunicaciones de hoy todo el mundo cree saber lo que pasa en Europa, pero desconocen los entresijos. Todos quieren mejorar su vida y es complicado convencer a alguien de que no coja una patera porque no hay nada como contrapartida, nada a cambio de que no lo haga.

¿Qué pensó cuando Salvini aplaudió la decisión de Sánchez de dejar al Open Arms en el puerto?

Que no haya salido el Open Arms no significa que no se rescate y atienda a la gente en el Mediterráneo. Sólo ha cambiado la forma de hacerlo. Creo que se puede mejorar esto, pero requiere la implicación de todos los países de la UE porque ni España ni Italia solo son la frontera del sur de Europa.

Antes habló de transformar los CIE, ¿está en contra de cerrarlos?

"Hay que convertir los CIE en centros de acogida"
Se deben mejorar porque son sitios que deshumanizan a las personas. En el 98 pedía que se cerraran, pero cuando estás en el ruedo ves el toro más cerca. El 70% de las personas que van a un CIE no son expulsadas, y meter allí a una persona 60 días si no lo puedes expulsar no sirve para nada, por eso creo que hay que acortar los tiempos de estancia y facilitar que trabajadores sociales y ONG estén presentes dentro, que se impartan cursos, sobre todo de castellano, para que al menos la estancia haya servido para algo. Mi opinión personal es que hay que convertir los CIE en centros de acogida.

¿Qué opina de la posible repatriación de menores migrantes marroquíes en la que trabaja el Gobierno?

No creo que España esté repatriando menores extranjeros no acompañados, pero si eso se produce te emplazo a una segunda entrevista.

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