No olvidemos la situación del pueblo saharaui, su exilio en los campamentos de refugiados en Argelia, la división del Sáhara Occidental por 2750 Km de muro y por millones de bombas y minas antipersonas que siguen causando víctimas. Los gobiernos responsables y culpables de España deben recuperar la cordura y dejar de un lado los […]
No olvidemos la situación del pueblo saharaui, su exilio en los
campamentos de refugiados en Argelia, la división del Sáhara Occidental
por 2750 Km de muro y por millones de bombas y minas antipersonas que
siguen causando víctimas.
Los gobiernos responsables y culpables de España deben recuperar la
cordura y dejar de un lado los “malditos” intereses económicos.
Dejad de ser unos “miserables” “mercenarios” de los recursos
naturales de todo un país y la libertad de todo un pueblo, el pueblo
saharaui. Ha denunciado Francesc (simpatizante con la lucha saharaui) en
su cuenta de facebook.
Los refugiados saharauis comenzaron a llegar a los campamentos
saharauis, al oeste de Argelia, desde mediados de los años 70. Allí se
construyeron una buena parte de los campamentos.
Han organizado un estado en el exilio. Casi toda la población vive en
jaimas o en construcciones de adobe,sin servicios de agua potable y con
total falta de medios de subsistencia en medio de un lugar remoto en
donde las temperaturas en estos días alcanzan fácilmente los 40 grados y
a veces hasta superan los 50.
Actualmente existen cinco campos de refugiados (wilayas) distribuidos
por toda la región: Auserd, Dajla, El Aaiún, Bojador y Smara. La
capital administrativa es Rabuni donde se encuentran los servicios de
administración, presidencia y ministerios. Entre cada wilaya existen
entre unos 20 ó 50 kilómetros de distancia, excepto Dajla que está a
unos 190 kilómetros. Cada wilaya se divide en pequeños grupos de
población llamados ‘dairas’ y a su vez cada ‘daira’ está compuesta por 4
barrios. En cada ‘daira’ una guardería y una escuela primaria.
Aunque la cifra varía año tras año, aproximadamente se calcula que
en la actualidad estos campos acogen a más de 200.000 refugiados. La
crisis humanitaria desatada tras la ocupación de esta zona es una de las
más duraderas de la historia.
La población más afectada por la situación es la de la 3 edad, niños y
mujeres con anemia y desnutrición. Cada mes las familias reciben una
cantidad de alimentos básicos y de primera necesidad, pero no es del
todo suficiente, por lo que La ayuda humanitaria internacional es vital e
importante.
La sanidad también es un punto débil, por ello muchos saharauis se
están formando para ser auxiliares de enfermería y se han construido
varios hospitales y clínicas para proporcionar los servicios básicos y
paliar la situación. Gracias a estas acciones, cada vez son menos los
casos de malnutrición y enfermedades gracias a las políticas de
alimentación y salud adoptadas.
Marruecos, quien ocupa el territorio que no les pertenece, es el
responsable de que en los últimos 27 años no haya ningún progreso para
garantizar el retorno de estas familias a su propia tierra. Es más,
dificultan la atención diaria y la asistencia básica, en especial de
niños, mujeres embarazadas y ancianos.
Aunque los refugiados buscan cada día nuevas formas de subsistencia,
la perspectiva que impera en los campos es una sola: la espera. La
paciencia empieza a agotarse en los campamentos, especialmente entre los
más jóvenes. La falta de horizonte es asfixiante: la gran mayoría
tienen estudios secundarios, algunos incluso son licenciados y/o
doctorados en Argelia, España o Cuba. Pero en Tindouf muy pocos pueden
poner en práctica sus conocimientos. El margen de maniobra es tan
limitado, que dependen casi en exclusiva de lo que les proporcionan los
equipos de atención y las ayudas humanitarias.

Los empleos a los que tienen acceso son precarios y los salarios no
alcanzan para cubrir sus necesidades. En los alrededores no proliferan
las opciones laborales,por lo que algunos han tenido que adentrarse en
Argelia o, en otros casos, migrar a países como España y Cuba entre
otros desde donde envían remesas que suponen una valiosa fuente de
ingresos para algunas familias. A pesar de ello, solo unos pocos lo
consiguen.
La economía de los campos de refugiados depende en gran medida de la
cooperación internacional, que en la actualidad ha disminuido por la
aparición de otras crisis humanitarias.
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