El Gobierno aumenta su presencia alrededor del campamento a las afueras de El Aaiún e impide la entrada a extranjeros, periodista y activistas.
La situación del campamento Gdeim Izi, ubicado a unos 18 kilómetros al Este de El Aaiún, la capital del Sahara Occidental, sigue siendo crítica. La información en cualquiera de las direcciones -tanto de dentro del campamento como desde fuera- es cada vez más confusa sobre los saharauis que resultaron heridos en el altercado donde murió el adolescente de 14 años.
"No se sabe nada de ellos, no se sabe si los han llevado a un hospital militar... Nada. La información es difusa". Así lo ha asegurado Javier Sopeña, un activista de la asociación defensora de los derechos saharauis Sahara Thawra y que está en el interior de Gdeim Izi.
El bloqueo por parte de la policía marroquí se mantiene "hermético", tal y como lo ha definido Raquel, miembro de la misma asociación y que informa desde Madrid. El hecho de enviar información sobre lo que ocurre en el interior del campamento se hace cada vez más complicado para los que están dentro. Raquel personaliza el problema en una compañera que salió para hacer llegar nuevos datos y no sabe si podrá volver a entrar porque, al parecer, todos los accesos están vigilados por las autoridades marroquíes.
Al hablar con Sopeña se le pregunta por su compañera y actualiza lo que previamente había previsto Raquel. "Sabemos que está en el primer control y que la devolverán a El Aaiún". Las únicas personas que consiguen entrar son aquellas que se identifican como saharauis, "ningún extranjero puede entrar".
El activista detalla que la presencia marroquí en los alrededores se está expandiendo: "En 15 kilómetros, en la carretera hacia Smara, hay tres controles. El primero es de la policía, el segundo de la gendarmería y el tercero del ejército". Sopeña asegura que los accesos son más estrictos: "Los controles ahora obligan a descubrirse el rostro y a entregar la documentación", por lo que, a partir de ahora, el paso a extranjeros, periodistas y activistas es prácticamente imposible aunque asegura que "hay prensa extranjera inflitrada".
Sopeña cuenta que los coches que entran en el asentamiento están "apedreados", y si hay algún herido se le atiende "con primeros auxilios, atención primaria...".
Por otro lado, asegura que antes de que se tomaran estas nuevas medidas "sólo ha podido a volver a entrar uno de los tres periodistas que habían salido del campamento", y confirma que "hay medios canarios, españoles". Respecto a la presencia de medios internacionales en el campamento, la activista Raquel sentencia: "Marruecos tiene miedo de que entren medios extranjeros".
En cuanto a la estructura del asentamiento, Sopeña explica: "Se organiza por barrios, y cada barrio se encarga de repartir alimentos, de la recogida de basura...". Una de las medidas que están empezando a realizar es la creación de "un censo - se calcula que hay unas 20.000 personas en el asentamiento-, un registro de la población para saber quién es cada uno" ya que, él mismo afirma la presencia de "informadores marroquíes".
Detenciones e interrogatorios
En tanto, un juez de instrucción ha ordenado el encarcelamiento de uno de los supuestos implicados en el incidente del pasado domingo. El fiscal general ante el Tribunal de Apelación de El Aaiún, Abdelkebir El Baz, indicó a la agencia oficial MAP que sobre Said Asban Ben Lhusein recae el cargo de "constitución de banda criminal para cometer delitos contra personas y bienes", informa Efe.
Otros dos individuos, Rachid Nejmaui y Lak Yahdih, están siendo interrogados por su supuesta implicación en el altercado. Otro de los detenidos ha sido identificado como Ahmed Daudi, "Djija", que según las autoridades fue expulado el pasado viernes de ese lugar y pretendía regresar para "vengarse" con otros amigos.
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