fuente: El Pais
Abbu Mohamed El Yadasi, de 45 años, estaba en Agdaym Izik la madrugada del pasado día 8, cuando 3.000 efectivos de la policía, la gendarmería y las fuerzas auxiliares marroquíes irrumpieron en el campamento. Su esposa, Maymouna Haimad, de 41 años, no volvió a tener noticias suyas hasta que, hace solo unos días, un vecino la avisó de que Abbu Mohamed estaba herido y detenido en el hospital militar de El Aaiún. La mujer corrió al centro médico, pero los soldados que lo custodiaban se negaron a corroborar la información y le impidieron la entrada. Ni siquiera la dejaron permanecer en la calle, frente al edificio. Reclamó la intercesión de un notable saharaui y apeló a las autoridades, sin resultado.
La familia siguió investigando. Un enfermo que acababa de ser dado de alta le confirmó que su esposo estaba en hospital y que tenía una herida en un pie. Y por un militar supo que con Abbu Mohamed había un buen número de heridos que también estaban detenidos y cuyos parientes desconocen su paradero. Muchos de ellos han sido dados por desaparecidos.
Todos estos testimonios, a los que hay que añadir otros recogidos por EL PAÍS, indican que el Hospital Militar de El Aaiún se ha convertido en un centro de detención secreto de saharauis heridos. Y ponen en cuestión la versión ofrecida hace tres días a la prensa por el director de la institución, doctor Isameli Hassan, en el sentido de que todos los heridos en los disturbios han sido dados de alta. También contradicen las palabras del Gobernador de El Aaiún, Mohamed Jelmouss, que el pasado domingo negó a EL PAÍS la existencia de desaparecidos saharauis y atribuyó su ausencia a que "se habrán ocultado en el desierto a la espera de que se olviden los acontecimientos. Es una costumbre saharaui", añadió.
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