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miércoles, 10 de noviembre de 2010

[sahara] "Está ardiendo la prisión de El Aaiún"

UN TESTIGO ASEGURA QUE DESPUÉS DE UNA REVUELTA LAS LLAMAS HAN EMPEZADO A SURGIR DESDE EL INTERIOR DE LOS CALABOZOS. EL FRENTE POLISARIO AÑADE OTRAS OCHO VÍCTIMAS MORTALES

“Esto es como Bagdag”. Era la descripción que hacía un ciudadano saharaui contactado telefónicamente del panorama que ofrece la ciudad del Aaiún, donde asegura que en estos momentos están ardiendo los calabozos de la mismísima cárcel Negra. Según su relato, todo ha comenzado con una revuelta entre la policía y los detenidos saharauis, algunos de los cuales lograron escapar. Aunque no llegaron muy lejos.

LAURA GALLEGO

En su fuga, dice, fueron perseguidos por el ejército, que se desplazó masivamente hacia esa zona, incluso por helicóptero, y según asegura, acabaron prendiendo fuego al vehículo en el que uno de ellos había logrado subirse, cuando circulaba cerca del río, “con él dentro”.

Posteriormente, los testigos que había en la zona -donde la violencia, dicen, vuelve a subir de tono- le han contado a este ciudadano que las llamas empezaron a surgir también de los mismos calabozos. Allí se encuentra detenido un número indeterminado de saharauis. Muchos fueron apresados ayer, tras el ataque al campamento de Gdeim Izik y los violentos enfrentamientos posteriores en la ciudad entre saharauis y las fuerzas marroquíes -a los que se sumaron civiles-. Y otros tantos a lo largo del día de hoy, ya que la policía está practicando registros casa por casa buscando a jóvenes menores de 30 años, muchos de los cuales formarían parte según Marruecos de la lista de personas que impulsaron el nacimiento del campamento de la Dignidad, sus organizadores, que son conocidos activistas. Aunque no sólo, también se llevan por la fuerza, aseguran, a otros tantos que nada tienen que ver con cuestiones políticas.

Excepto algunos comercios en la zona centro, todos los testigos hablan de una ciudad tomada por el ejército, donde no funcionan tiendas o cafeterías, no hay clases para la población escolar ni atención médica; no circulan taxis y ferreos controles militares impiden la entrada de cualquier extranjero. “Sólo camiones de militares, coches de policía, está todo destrozado, las calles arrasadas, es como lo que ves en la televisión de Bagdag y sitios así”, relata.

EL FRENTE POLISARIO CONFIRMA OTRAS OCHO MUERTES, ENTRE ELLAS, LA DE UN NIÑO DE SIETE AÑOS

Por su parte, el Frente Polisario, en su último comunicado, suma otras ocho víctimas mortales a la lista de 11 que mantenía hasta el momento. Según su información, sobre las 15.30 horas, se han han encontrado los cuerpos inertes de tres saharauis a la orilla del río Saguia el Hamra. Dos de ellos muertos a disparos con arma de fuego y otro por aplastamiento con un vehículo.Poco después, moría un niño de siete años en el barrio de Duerat “resultado de la violencia con la que actúan las milicias de colonos dirigidas por la policía y las agresiones que ejecutan tras los allanamientos de morada”, explican en el comunicado. Los otros cuatro, habrían sido encontrados entre los barrios Hay El Awda y el río Saguia el Hamra, y en estos momentos se está procediendo a su identificación.

Mientras el Gobierno marroquí elevó este martes a ocho el número de víctimas, siete entre las filas de las fuerzas de seguridad y uno saharaui.

Los pocos extranjeros que residen en la ciudad describen un panorama similar al que cuentan los saharauis, en cuanto a estado de la ciudad, enfrentamientos y presencia militar y policial. Sin embargo, la agencia estatal marroquí de noticias MAP, asegura que "la tensión se ha disipado y la calma reina de nuevo en la totalidad de los barrios de El Aaiún". En cualquier caso no es algo que puedan comprobar los medios de comunicación, cuya entrada sigue absolutamente vetada.

Muchos saharauis, si embargo, tratan desesperadamente de aprovisionarse de algunos víveres, compartiendo entre las distintas familias, porque de momento no pueden comprar nada. Ni llevar a sus enfermos al hospital. “En mi casa está mi sobrino, y mi padre herido, pero no podemos llevarle al hospital, no nos aceptan, ni puedo salir a comprar leche ni pan. Para hoy tenemos ¿pero qué hago a partir de mañana?”. Este saharaui se hacía eco además del agotamiento que percibe en la población: “Después de salir caminando del campamento, luchamos todo el día en la ciudad, la gente está agotada y somos muchos menos, ellos son soldados, algunos llegados de otras ciudades incluso, policías y civiles marroquíes, que están de su parte ¿qué podemos hacer contra ellos, con piedras?”. La superioridad numérica es desde luego abrumadora. Aunque no hay cifras oficiales -el censo es uno de los grandes escollos en esta situación desde hace años- aproximadamente se considera que podría haber 50.000 residentes saharauis y 200.000 marroquíes, a los que en este caso hay que sumar las fuerzas de seguridad.

Además, dice, temen por sus mujeres e hijos. “Ellos tienen a sus familias guardadas en un lugar seguro, pero las nuestras están expuestas”. Ayer, contaba como ejemplo, le robaron incluso las cabras que una anciana tenía en su propia vivienda.

Ni La Unión Europea ni Naciones Unidas han condenado los hechos pero esta última ha pedido "contención" a las dos partes en los próximos días para evitar que empeore esta escalada de la violencia, que arrancó con ese ataque al campamento de la Dignidad donde más de 20.000 saharauis reclamaban de forma pacífica derechos sociales como el acceso a un empleo o una vivienda. Un ataque que se produjo el mismo día en que las dos partes de este conflicto que dura ya 35 años tenían previsto sentarse en Nueva York para iniciar la tercera ronda en torno a la descolonización del Sahara Occidental. Aunque hubo dudas, finalmente ambas partes se sentaron en un ambiente tenso pero no han trascendido los detalles de ese encuentro oficialmente, y nada hace presagiar avance alguno. Desde el Aaiún, según el jóven con el que hablamos, se siguen las noticias de ese encuentro aunque no despierta grandes esperanzas: “Si no se ha podido resolver la situación de los 20.000 que estábamos en el campamento ¿porqué vamos a creer que serán capaces de encontrar una solución para todo el Sahara”.

Mientras reflexiona, mira, nos cuenta por la ventana, y parece más bien estar pensando en alto: “Está tomada, la ciudad está tomada, no hay dónde ir, ni como ir ¿qué opciones nos quedan?”.

Una pregunta a la que la comunidad internacional parece de momento poco interesada en dar respuesta. España, por ejemplo, antigua colonia, ha insistido en que la ONU debe liderar una salida para rebajar la tensión, pero ha aclarado que no ha pedido la convocatoria de una reunión del Consejo de Seguridad sobre este asunto, al no tener capacidad para ello.

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