Lucio Urtubia nació en Cascante (Navarra) en una familia muy pobre
de cinco hermanos. Su padre entró en la cárcel como carlista y salió
convertido en comunista. A los 19 años, Lucio oyó de su boca por
primera vez la palabra que marcaría su vida: «Si yo naciera otra vez,
sería anarquista».
Reclutado para el servicio militar, descubrió muy pronto la facilidad
para realizar contrabando en la frontera hispano-francesa. Con otros
compañeros del servicio, desvalijó un almacén de la compañía a la
que estaba adscrito. Al ser descubierto, desertó y huyó a Francia en
1954, ya que los delitos cometidos podían llevar aparejada la pena de
muerte.
En París trabajó de albañil, oficio que desempeñaría durante gran
parte de su vida. Comenzó a relacionarse con las Juventudes
Libertarias de la Fédération Anarchiste, en principio para aprender el
idioma, pero más tarde plenamente convencido por las relaciones que
allí inició, que incluían entre otros a André Breton y Albert Camus.
Al poco tiempo de vivir en París se le pidió que escondiera a un
miembro del maquis antifranquista en su casa. El refugiado era Quico
Sabaté, máximo exponente de la guerrilla urbana en Cataluña, con el
que compartió casa durante varios años, hasta la muerte de este:
Para Lucio, Quico era su dios, su maestro del anarquismo.
Bernard Thomas
Sabaté le facilitó direcciones de familias exiliadas en Toulouse,
Perpiñán y París, así como de miembros de la antigua CNT española
que seguían en activo en Barcelona, Zaragoza, Madrid y Pamplona.
Urtubia, ante la detención y encarcelamiento de Sabaté, empezó a
emularlo, realizando incursiones en territorio español; posteriormente
emprendió una serie de robos y atracos por Europa con objeto de
conseguir fondos para la causa revolucionaria. Más tarde abandonaría
estas actividades «por miedo a hacerle daño a los empleados de los
bancos».
Anteriormente había comenzado su actividad de falsificador,
proveyendo de documentos falsos a una gran cantidad de guerrilleros
y exiliados. En la década de 1960, conjuntamente con otros exiliados,
inició sus actividades de falsificación de moneda con la que
financiaban a numerosos grupos por todo el mundo, a la vez que
procuraban desestabilizar las economías capitalistas.
Subsecuentemente con estas actividades, en plena invasión de la
Bahía de Cochinos, propuso a la embajadora de Cuba en Francia,
Rosa Simeón, la destrucción con explosivos de intereses
estadounidenses en Francia, a lo que esta se negó. Sin embargo,
resultó tentada con la propuesta que le hizo de falsificación masiva de
dólares americanos, de los que le llevaba una muestra. Fue entonces
cuando la embajadora medió para presentarle al Che Guevara en
1962, a la sazón Ministro de Industria de la Revolución Cubana, al
que presentó su plan de falsificación a gran escala de dólares, plan
que rechazó. Este encuentro supuso una gran decepción para
Urtubia, ya que el Che le comentó durante el transcurso del mismo su
opinión de que los EE. UU. seguirían siendo ricos a pesar de todo, lo
que interpretó como una señal de que el argentino empezaba a estar
cansado del rumbo que tomaba la política en la isla.
La acción subversiva más importante de cuantas realizó fue la
falsificación de cheques de viaje del banco estadounidense First
National City Bank (actual Citibank) en la segunda mitad de la década
de 1970. Realizó 8.000 hojas de 25 cheques de 100 dólares cada
uno, un total de veinte millones de dólares, lo que estuvo a punto de
hacer quebrar al banco, que sufrió una importante caída en su
cotización en bolsa. Este dinero fue utilizado para financiar distintos
movimientos guerrilleros en Latinoamérica (tupamaros, montoneros,
etc.) y Europa. Los titulares de prensa en España le dieron el
apelativo de «el bandido bueno» o «el zorro vasco».3 Fue procesado y
encontrado culpable de un delito de falsificación, por el que fue
condenado a seis meses de cárcel. Para su defensa contó con la
ayuda de un buen número de abogados progresistas de Francia y la
pena se fijó tras llegar a un acuerdo extrajudicial con el banco, que
aceptó retirar gran parte de los cargos a cambio de las planchas de
grabación.
A lo largo de su vida participó en un gran número de actos contra el
sistema capitalista que supusieron que se dictaran en su contra cinco
órdenes internacionales de búsqueda, incluida una de la CIA.
Destacan la participación en la preparación del secuestro del nazi
Klaus Barbie en Bolivia, la colaboración en la fuga del líder de los
Panteras Negras, la intercesión en el secuestro de Javier Rupérez o su
colaboración en la fuga de prisión de Albert Boadella, que se
encontraba en espera de un juicio por un delito de injurias al Ejército.
Además simpatizó con los Grupos Autónomos de Combate-
Movimiento Ibérico de Liberación y con los posteriores Grupos de
Acción Revolucionaria Internacionalista (GARI), manteniendo una
especial relación con uno de los miembros más destacados de estos
últimos, el francés Jean-Marc Rouillan.
Siempre defendió el trabajo: «somos albañiles, pintores, electricistas,
no necesitamos el Estado para nada»; «si el paro y la marginación
crearan revolucionarios, los gobiernos habrían acabado ya con el paro
y la marginación». Actualmente sigue participando en la difusión de
las ideas anarquistas y continúa viviendo en París de su trabajo de
albañil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario